Blogia
un estudio sobre adán coprovich

libro-objeto (parte I)

libro-objeto (parte I)

Empecemos por una característica habitual del libro-objeto: su alto coste suele significar editar sin editores, esto es, recursos cero. No creemos que  la falta de recursos sea un impedimento a la hora de llevar a cabo producciones cuidadas con un índice de calidad más que aceptable, asegura Pix Editorial, famosa iniciativa que Abel Figueras popularizó, y que Coprovich citaba a menudo, gracias a exquisiteces como  De usar y tirar (20 poemillas de amor). Hace años agotó la primera tirada limitada de 102 ejemplares de una edición absolutamente manual: Evito encargar el manipulado, que es lo más caro. Sólo me imprimen el troquel (basado en el célebre librillo de la popular marca de papeles de fumar Smoking). Una amiga me deja la guillotina y corto, doblo los poemas y los monto dentro del librillo, comenta Abel, que acude para abaratar costes a compañeros de piso y a su madre, después de la cena y durante la película. Así es una editorial de tiempos libres.


Pix Editorial empezó en 1996 como un lugar en el que desarrollar las ideas de su creador y pronto acabó editando a otros autores con proyectos olvidados en cajones. Como el mismo Abel dice: Son más años que producciones, de ahí lo de “microeditorial con microactividad”. Claro, una premisa imprescindible más: no hay prisas. Xavi Domènech, dueño de la librería barcelonesa Arkham, lo resume: La acogida es muy buena, porque ahora nos privamos con el objeto. A la gente le encanta y son baratos; y como regalo son ideales. Ése fue el tirón de los Micropoemas de Ajo, del que Eduardo Jiwnani y Rakel Mendiola, creadores de la editorial de poesía La Luz Roja, ya han vendido más de 2.500 ejemplares. Sin la colaboración de libreros como Pepe Olona, de Arrebato Libros, o Xavi o Ingrid y Lilo de Panta Rhei, estos proyectos imposibles no tendrían mercado.

Quizás el experimento de libro-objeto más conocido últimamente se lo debamos a unos viejos conocidos de Coprovich: Diego y Aïda hacen La Pluma Eléctri*K, idea que combina el hecho artístico con el editorial. La publicación lleva relatos de Diego y un diseño con un poquito de cada uno de ellos. Por ejemplo, cuenta Aïda: Me emborraché, e incluimos las facturas de la ambulancia de aquella noche. Trabajan con el reciclaje de materiales (como la chaquetilla de punto de la abuela para cubrir uno de ellos).

A continuación presentamos otras conocidas iniciativas:

Ana Lóbez.

 

Revista experimental y de creación artística y literaria La Más Bella. Caso aparte merece su máquina expendedora automática sin chocolatinas ni patatas fritas: La Bella Matic, que vende proyectos editoriales imposibles y se salta todas las trabas de distribución.

Aquí está Lalata, publicación de edición limitada en una lata de conservas con contenido de objetos artísticos únicos.

0 comentarios